Si no sabemos tu nombre,
pero te miramos fijamente,
Tú nos sonríes.
Si no te rezamos ni hablamos,
pero te adoramos a nuestra manera,
Tú nos sonríes.
Si nos quejamos del camino,
pero no detenemos la marcha,
Tú nos sonríes.
Cuando gritamos y nos rebelamos,
aunque pensemos que no nos escuchas,
Tú nos sonríes.
Cuando te arrinconamos
y luchamos contra Ti
y contra nosotros mismos,
Tú nos sonríes.
Y aunque no sepamos nada de Ti,
si andamos buscando tus signos y huellas,
Tú nos sonríes.
Y cuando nos da por no sonreír
porque tememos caer en tu juego,
Tú nos sonríes.
Siempre sonríes a tus hijos e hijas,
y permaneces cerca,
pero sin entrometerte en nuestras decisiones.
Ulibarri, Fl. |