Señor, no tienes manos,
tienes sólo nuestras manos
para levantar y dar vida.
Concédenos, Señor, fortaleza y entrega.
Señor, no tienes pies,
tienes sólo nuestros pies
para poner en marcha
a los hombres y mujeres derrotados
por el camino de la libertad.
Concédenos, Señor, comprensión y estima.
Señor, no tienes labios,
tienes sólo nuestros labios
para proclamar al mundo
la salvación y la vida del Padre.
Concédenos sabiduría y consuelo. |