Tú me has despertado
del falso sueño de la responsabilidad.
Has descargado mi mochila
de inútiles seguridades
y falsas necesidades,
y me has dicho con voz amiga:
camina ligero de equipaje.
Ahora sí, Señor.
Ahora sé escuchar tu voz amiga
y su eco en el horizonte.
Ahora sí, Señor,
camine o descanse,
te siento a mi lado,
y no me pesa la vida
ni el seguir tus huellas.
Ulibarri F. |