Así es Él, hermano/a, así es Él.
Se le desborda la ternura por los poros,
nos alza hasta sus ojos,
nos besa,
nos hace mimos, cosquillas y guiños,
y sueña esperanzas para nosotros
más que las madres más buenas y apasionadas.
Dios ha puesto su esperanza en nosotros.
Dios nos confió a su Hijo,
nos confió su hacienda, su Buena Noticia,
y aun su esperanza misma,
¿y no vamos a poner nosotros
nuestra esperanza en Él?
Hay que tener confianza en la vida
a pesar de lo mal que nos dicen que está todo.
Hay que tener esperanza en las personas,
¡en todas!
Sólo en algunas,
hasta los fariseos y necios la tienen...
Hay que confiar más en Dios
y echarnos en sus brazos
y descansar en su regazo.
Hay que esperar EN Dios.
Mejor: hay que esperar A Dios.
Y si todo esto ya lo haces y gozas,
una cosa te falta todavía:
¡hay que esperar CON Dios!
Ulibarri, Fl. |