Es sólo un deseo,
pero cuando los deseos son hermosos
nos llevan a ti.
El Espíritu es el que hace nacer
los deseos en el corazón.
A ti, Jesús, te gustan los deseos
de quien quiere verte.
Cuando te encuentras
con alguien que te busca,
detienes tu camino
y lo miras.
Quiero verte, Jesús.
Quiero conocerte.
Quiero tener experiencia de tu amistad.
Quiero participar de tu Vida.
Dime tu Palabra, Jesús.
Muéstrame tu rostro.
AMÉN. |