Dios, Padre-Madre,
haznos partícipes de la oración de Jesús.
Enséńanos a orar como Él mismo oró:
en espíritu y en verdad.
Danos espíritu de oración.
Sólo Tú puedes recoger nuestro corazón en ti.
Sólo Tú puedes concedernos que,
a través del diario quehacer,
te hallemos a ti,
que eres lo único necesario;
lo único en quien nuestro corazón puede descansar.
Venga tu Espíritu en nuestra ayuda,
y, como nosotros no sabemos qué debemos pedir,
interceda Él por nosotros con gemidos inefables.
Karl Rahner |