María, Madre del SÍ.
Tú has escuchado a Jesús,
y conoces el timbre de su voz
y el latido de su corazón.
Háblanos de Él
y cuéntanos tu camino para seguirle
en el día a día, en lo cotidiano.
María,
que en Nazaret viviste con Jesús;
imprime en nuestra vida tus sentimientos,
tu docilidad,
tu silencio que escucha
y haz florecer la Palabra en opciones de verdadera libertad.
María, háblanos de Jesús,
para que la frescura de nuestra fe
brille en nuestros ojos
y caldee el corazón de quien nos encuentre,
como hiciste al visitar a Isabel,
quien en su vejez
se alegró contigo por el don de la vida.
María, Virgen del “Magnificat”,
ayúdanos a llevar la alegría al mundo
y, como en Caná,
impulsa a todo seguidor,
comprometido en el servicio a los hermanos,
a hacer sólo lo que Jesús diga.
María, puerta del Reino,
ayúdanos a elevar la mirada a lo alto.
Queremos ver a Jesús.
Hablar de Él.
Anunciar a todos su amor.
AMÉN. |